lunes, 22 de abril de 2019

La historia del internet




El surgimiento de los ordenadores propició el origen de la plataforma abierta donde intercambiaban documentos estructurados de forma fiable y universal.

Los ordenadores estaban vinculados entre sí para almacenar la información entre las universidades, organizaciones de defensa y sitios gubernamentales, pero, no contaban con un estándar común con el que comunicarse, la información no pasaba entre sistemas diferentes.

En este contexto, a finales de los años 60 nació la ARPAnet (Advanced Research Projects Agency) que puso a disposición de los científicos una red análoga llamada NSFnet, creada por la NSF (National Science Foundation).

Esta red permitió la comunicación entre muchas universidades y desarrolló un nuevo sistema de comunicación para desarrollar protocolos llamado “conmutación de paquetes”.

En este sistema los mensajes de datos eran transmitidos en diferentes paquetes, cada uno de ellos con la información sobre el control de errores.

Estos paquetes podían tomar diferentes caminos en dependencia de la saturación de la red, y rehacerse al llegar al destino. Así comenzaron a crecer las redes.

Esa red de transmisión de datos tenía en principio objetivos estrictamente militares, encaminados a mantener la comunicación a cualquier precio en caso de un ataque nuclear. Su creación atrajo de inmediato la atención de los profesionales del mundo entero.

En la década de los 70 apareció el Protocolo de Control de Transmisión/Protocolo de Internet (TCP/IP), en el que basaban los servicios de Internet y los mensajes de correo electrónico.

Los estándares desarrollados en ese periodo pasaron en los años 80 a la Agencia de Comunicación de Defensa del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que se convirtió en su guardián hasta que se pasaron al Internet Architecture Board cuando nació el boom de Internet.

A finales de los ochenta, la cantidad de usuarios conectados a la red creció notablemente y, lo que es más importante, comenzó a internacionalizarse.

Entonces el uso de la red se limitaba a intercambiar mails y a disponer de una biblioteca global con la información más actualizada del planeta. Identificar y localizar una información determinada era una tarea difícil.

Comenzó a vislumbrarse la posibilidad de conectar todas las redes existentes en el mundo, pero para conseguirlo era necesario crear una forma estándar de almacenar los datos que pudiera verse desde cualquier plataforma informática.

Y así surgió la Web, su inventor, el investigador Tim Berners-Lee.

Quien investigaba cómo los ordenadores podían almacenar información con vínculos aleatorios y propuso la idea de un espacio hipertexto global en el que cualquier información accesible por la red se podría referenciar por medio de un único Identificador Universal de Documento.

En 1989 desde el CERN (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire, Organización Europea para la Investigación Nuclear) con sede en Suiza, Berners-Lee presentó un software basado en protocolos que permitían visualizar la información utilizando el hipertexto.

Estos avances cambiaron de lo que podía realizarse en una red de ordenadores, extendiendo su alcance a límites hasta ese momento desconocidos.

Con esta especie de pseudolenguaje era posible incrustar objetos, como imágenes y videos, así como referencias en forma de vínculos; los muy conocidos links, a través de los cuales es posible visualizar y acceder a otros documentos, no sólo del propio ordenador, sino también de ordenadores remotos, e incluso generados y almacenados en plataformas diferentes.

Así nació HTML (HyperText Markup Language o Lenguaje de Etiquetas de Hipertexto), que se convertiría en el estándar de diseño Web en los años posteriores.

También se desarrollaron otras especificaciones como URL e Hipertexto Transfer Protocolo (HTTP) o Protocolo de transferencia de Hipertexto publicadas en el primer servidor y que lograron una amplia difusión.

Estas especificaciones se extendieron rápidamente entre los profesionales y entre los años 1991 a 1994, la carga en el primer servidor Web info.cern.ch aumentó diez veces cada año.

De inmediato un grupo de estudiantes de la universidad de Illinois, entre los que destacaba Marc Andreessen, se dedicó a mejorar aspectos del mismo, especialmente la adición del GUI (Graphical User Interface) que sirvió de base para adaptar el lenguaje al entorno gráfico Microsoft Windows.

Llegó entonces un tiempo de crecimiento vertiginoso e imparable. Se desarrollaron varios navegadores para diferentes tipos de ordenadores.

Con el lanzamiento del navegador Mosaic por la NCSA (National Center for Supercomuting Applications) la red comenzó a ser accesible para todos los públicos.

Andreessen y otros investigadores fundaron la Netscape Communication Corporation que produjo la primera versión de este navegador, y Microsoft, para no quedar a la zaga, lanzó Microsoft Internet Explorer, dando inicio a la llamada batalla de los navegadores por el dominio del mercado, fenómeno que fomentó la aparición arbitraria de formas no estándar del HTML.

Desde entonces la Web ha crecido más rápido que cualquier otro medio tecnológico conocido.

Para definir una dirección futura, Tim Berners-Lee creó el World Wide Web Consortium (W3C) en 1994, www.w3.org, que desde entonces interviene como un foro neutral donde empresas y organizaciones pueden discutir y ponerse de acuerdo sobre nuevos protocolos informáticos.

Esta entidad, sin ánimo de lucro está financiada por un número importante de miembros corporativos, entre los que destacan los conocidos Compaq, Microsoft, AOL, Sun y AT&T, entre otros.

Su objetivo principal es desarrollar estándares tecnológicos disponibles para todos, que garanticen el crecimiento homogéneo de la Web.

Entre los más conocidos está el propio HTML, CSS (Cascading Style Sheets), XML (Extensible Markup Language) y DOM (Document Object Model).

El hecho de trabajar con estándares facilita a programadores y diseñadores la compatibilidad necesaria para crear sitios Web, dinámicos, eficaces y descargables desde cualquier dispositivo o plataforma.

Aquellas tecnologías, desarrolladas en sus orígenes con el fin de solucionar las necesidades básicas de la comunicación entre militares y científicos, sirvieron de base para crear un escenario especial que pronto se convirtió en el medio de comunicación, cooperación y comercio más grande e importante del mundo: Internet.




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