En los primeros años del siglo XX el asunto de transmitir sonido por el aire ya no tenía misterio alguno, la radio era un canal de comunicación bien establecido. Pero faltaba algo, sería magnífico transmitir el sonido y la imagen correspondiente. El sonido se transformaba en electricidad y, ale, a montarlo en una onda y enviarlo al otro extremo del mundo. Pero una imagen en movimiento era otra cosa ... hasta que llegó el ingeniero ruso Paul Gottlieb Nipkow, bastante interesado en la electroóptica, que ideó un disco capaz de codificar las imágenes en pulsos eléctricos. Usaba células de selenio, si, algo similar a lo que usan hoy los paneles solares para transformar luz en electricidad, interesante: luz (imagen) en electricidad (puede enviarse por ondas). Así que gracias a este ruso la base para enviar imágenes en movimiento estaba sentada. El aparato se patentó en 1885, pero Nipkov perdió interés y aquello quedó como una curiosidad.
Emisión de 1930, usando Discos de Nipkow
La idea era simple: descomponer la imagen en puntos que a su vez se convertían en electricidad, y esta sí se podía enviar por ondas a donde hiciera falta. El disco hacía eso: recorría la imagen en horizontal y vertical: recorría en líneas horizontales de un lado a otro. En el receptor un sistema similar (otro disco sincronizado) iba reproduciendo esas líneas con puntos de luz. Con esto ya casi teníamos la Televisión: ver a distancia. Las imágenes enviadas eran realmente sucesiones de imágenes que en nuestro ojo daban la sensación de movimiento. A partir de las 12 imágenes por segundo nuestro cerebro nos dice: eso se está moviendo suavemente.
Por otro lado, el escocés John Logie Baird, era otro entusiasmado por enviar cosas por las ondas, y ya había logrado hacerlo con fotografías. Pero su idea era enviar imágenes en movimiento y el disco de Nipkov era una buena herramienta para ello. Como aún no había programas de televisión que le distrajera, pues dedicó bastante tiempo a su trabajo hasta que alcanzó su objetivo y en 1928 lograba emitir imágenes en movimiento con una televisión electro mecánica, si señores, la primera televisión no era electrónica. Este hombre sería quien lograría años más tarde las primeras emisiones en color viables. La calidad no era nada buena, pero al fin y al cabo allí había imágenes reconocibles en movimiento que se veían a distancia. La televisión estaba inventada. Incluso la BBC usó este sistema de televisión para su programación y con ella se había logrado transmitir ondas de televisión, desde Londres hasta Nueva York.
Unos años antes de esta primera TV el ruso Vladimir Zworykin propuso utilizar un tubo de rayos catódicos para recoger y reproducir imágenes. Este aparato nació en el laboratorio para intentar ver de que estaban hechos los átomos, y este inquieto ruso le buscó otra utilidad más mundana. En 1924 propuso la patente del iconoscopio y del kinetoscopio, o sea, lo que conocemos como cámara de televisión y aparato de televisión (vale, el televisor), ambas basadas en el tubo de rayos catódicos.
La BBC seguía usando el sistema de Baird, con una resolución de 240 líneas (o sea, las imágenes estaban formadas por 240 líneas). Pero la empresa Marconi EMI ofrecía una alternativa basada en la patente de Zworkin con la que se lograban 405 líneas de resolución, o sea, mejor calidad. Durante algún tiempo se usaron ambos sistemas hasta que en 1937 el sistema británico de radiodifusión se decantó por la televisión electrónica, dejando de lado el invento de Baird, quien siguió trabajando en la televisión en color, objetivo que logró en 1942.
Alemania también alcanzaba a obtener su propio sistema de televisión electrónica, iniciando una programación regular en 1935 que culminaría con la retransmisión de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.
Por su parte EEUU iniciaba una programación regular el 30 de abril de 1939, coincidiendo con la inauguración de la Exposición Universal de Nueva York.
Las emisiones programadas se interrumpieron durante la Segunda Guerra Mundial, reanudándose cuando terminó.
España se incorpora a la última tecnología en comunicaciones de la época en el año 1956. A Franco no le gustaba demasiado este medio de comunicación. El parque televisivo nacional lo formaban 600 televisores. Y es que el precio rondaba las 25000 pesetas, cuando el salario mínimo de un trabajador no superaba las 120 pesetas, o sea, un aparato de televisión costaba unos 208 meses de trabajo.... Las primeras emisiones se realizaron desde las instalaciones en Paseo de la Habana y tampoco es que llegaran muy lejos: unos 60 km a la redonda.
Poco a poco los televisores comenzaron a ser asequibles para la población y su uso se fue extendiendo. Ya no era necesario ir a casa del vecino a ver aquella maravilla de la técnica. Además, ese aparato le venía muy bien al régimen y su propaganda. ¡Cuántos pantanos habremos visto en aquellas inauguraciones del dictador! Aunque en ocasiones fuera el mismo pantano. Aquella televisión no emitía las 24 horas, tenía sesiones de mañana y de tarde. Era la época en la que la señal no es que llegara siempre bien y cuando no era raro ver la "bioantena": una patata con dos agujas de coser clavadas en forma de V a modo de antena interior. Oiga y eso funcionaba. Además, fue una competencia letal al NO-DO, la única forma hasta entonces de ver en primera línea las noticias que se leían en la prensa o se oían en la radio.
Cada emisión venía precedida por una misteriosa imagen: la carta de ajuste, con música clásica de fondo. Realmente nada misteriosa aquello servía para ajustar el sonido, la verticalidad y la horizontalidad de la imagen, vamos para que todo se viera más o menos proporcionado. Un solo canal por supuesto. La segunda (la UHF) no llegaría hasta los años 70, y no a todo el país que la técnica tenia sitios donde no había manera. Al fin, en 1982 la UHF llegaría a todo el país.
Las primeras emisiones de televisión eran por supuesto en blanco y negro. La calidad era de pena, pero esto no desanimó a ingenieros de todo el mundo que siguieron trabajando esta vez para lograr enviar imágenes en color. Realmente desde los inicios de la televisión se pensaba en transmitir imágenes en color, se trataba de poder ver la realidad a distancia, y la realidad tenía colores, al menos si no eres daltónico. Incluso hubo intentos de transmitir en color usando la televisión electromecánica.
Así se registraron algunas patentes, hasta que en 1944 regresaba a la palestra el escocés John Logie Bird con su flamante televisión en color, totalmente funcional y por supuesto electrónica. En la televisión blanco y negro se escaneaban las imágenes y los claros y oscuros se convertían en electricidad para ser enviadas por ondas. Al menos esa es la idea general. Pero el color era algo más complejo, la solución necesitaba codificar el color. Se hizo de una forma bastante simple: cualquier color es suma de tres básicos: rojo, verde y azul. Así que ahora en lugar de una imagen realmente se transmitían tres filtradas para obtener los componentes rojo, verde y azul. Luego entre la pantalla de la televisión y la ilusión de nuestros ojos veíamos una imagen única en color. Fácil. Bueno, la pantalla de televisor realmente era tras pantallas en una con filtros de color para mezclar lo que llegaba y lograr así que nuestros ojos vieran colores. Baird murió en 1946, sin terminar el desarrollo de su modelo, pero dejó todo un trabajo que otros desarrollaron.
La televisión en color fue exponiéndose por el mundo a partir de mediados de los 50. Estados Unidos, con patentes mexicanas, inicia sus emisiones a mediados de los 50, Cuba se convierte en el segundo país del mundo en disponer de televisión en color allá por el año 1958, aunque duró un año y se restableció en 1975. A Alemania llegaba en 1967. Así que, que para los 70 la televisión en color era muy habitual. El último país del mundo al que llegó el color fue Zimbawe en 1985.
En España aún teníamos el blanco y negro desde el año 56, no obstante, el ingenio nacional tenía el llamado papel de celofán: un papel plástico transparente de colores. Aquello puesto delante de la pantalla, y la ilusión del color era perfecta. Bueno entre eso y el toro encima del mueble, con la patata antena, esos modelos de televisores eran inimitables.
Pero de verdad, el color llegaría a España en el año 1969, con la retransmisión del Festival de Eurovisión, pero usando equipo prestado. No había infraestructura adecuada y no se llegó a tenerla hasta el año 1972. Entonces comienzan algunas emisiones en color, conviviendo con el blanco y negro. Fue en 1977 cuando la televisión en blanco y negro deja de existir y entra en nuestras casas el color. Coincidencia o no, casi se produce al mismo tiempo que la muerte oficial de la dictadura franquista. En nuestras vidas entra la democracia y en nuestros hogares (bueno, en algunos) entra la tele en color. Toda una revolución.
¿Y actualmente? Estamos en el primer cuarto del siglo XXI, y la Televisión sigue vive, pero se ve de otra manera. Los canales digitales permiten ver la televisión de manera más personalizada, algo muy conveniente ante la gran oferta de canales disponibles. Además, ya no se ve solo en el televisor, ahora televisión no implica televisor, también significa Tablet o móvil, dispositivos que nos permiten ver la televisión prácticamente en cualquier lugar, sin estar atados a una antena y a las tradicionales emisoras de alta frecuencia.
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